Una ciudad al borde del desastre
Qué triste tener que admitirlo con todas sus letras: Tijuana es un cochinero, un cuchitril, una ciudad dejada, una urbe abandonada.
Qué triste tener que admitirlo con todas sus letras: Tijuana es un cochinero, un cuchitril, una ciudad dejada, una urbe abandonada.
Idea más común (y poco combatida por las propias empresas) es que las aerolíneas cancelan vuelos. Sí, es posible, pero es muy poco común, o menos común de lo que el público cree.
Hace 4 semanas celebrábamos los logros deportivos de mi sobrino, el menor, muy emocionado por su participación e involucramiento en los deportes que le encantaban.
Andar “ensayando” nuevas reglas electorales a menos de año y medio de la elección presidencial del 2024 es hasta peligroso, sobre todo porque de todas las reformas constitucionales que ha propuesto el Presidente AMLO durante su sexenio, la mayoría habían sido más bien cosméticas y de poco “fondo”.
Ayer afirmé en una publicación que a nadie le importan en Tijuana las muertes violentas diarias que vemos en medios electrónicos e impresos (o peor aún, vemos directamente en la calle) y se me vino el mundo encima.
Me subí al tren del “m” este fin de semana pasado y acepté la invitación de la Canacintra y su Presidente, para participar en un encuentro de empresarios con la Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Me dieron ganas de llorar. No de sentimiento sino de impotencia. El fin de semana leí la “cereza del pastel” de unos días horribles para la imagen de esta ciudad que tanto quiero. El Periódico El País (España) publicó lo que muchos pensamos: hemos “normalizado” la violencia que cohabita con la pujanza de la ciudad. Y nuestras autoridades, con sus dichos, nos hunden más.
Es desesperante circular por Tijuana cuando eres residente de la ciudad. Debe ser una locura hacerlo cuando no lo eres. Un visitante que llegue por cualquier medio de transporte debe suponer que estamos locos de atar.